martes, 22 de mayo de 2012

Yo también estoy indignada


Sin pretender emular a Fray Luis de León, decíamos ayer que he pasado una semana desenchufada de todo lo que necesita un login y una contraseña, pero enchufadísima a la realidad, y todo ello gracias a pasar mis vacaciones en una ciudad pequeña y peatonal, que me ha permitido volver a escuchar a los indignados que se agrupaban y acampaban para conmemorar el primer aniversario del 15-M. Es más, como la acampada estaba a diez metros de mi casa del pueblo (recuerden, aquella que no es casa ni está en un pueblo) no tenía más que asomarme al balcón para escuchar lo mucho y bastante razonable que sigue saliendo del discurso de estos chicos.  No dicen tonterías los indignados, pero tienen un problema de comunicación, que con el tiempo que pasa y la indignación generalizada y creciente del resto de los españoles no hace más que agravarse. Es más, yo diría que tienen tres problemas: la falta de propuestas resolutivas, la falta de fe en la democracia y la falta de jabón, y las tres son argumentables.

    Desde mi balcón oía hace diez días muchas quejas que yo misma puedo suscribir y una en especial: la falta de horizontes que le estamos dando a los jóvenes y lo poco que parece que nos importa. Uno de cada dos menores de 25 años con la gracia de vivir en España no tiene trabajo ni lo va a tener en un plazo indeterminado y nadie parece dar con la tecla para remediarlo. Lamentablemente, ellos tampoco encuentran la solucción, y lo que proponen o es demasiado utópico o se limita a echar las culpas sobre los demás; y ya se sabe que a la gente no hay que hablarle de problemas (que para eso ya tiene cada uno los suyos) para que te escuchen hay que hablar de solucciones.

    Estos indignados salieron a la calle hace un año al grito de "democracia real, ya", lema que posteriormente dio lugar a una plataforma ciudadana. A pesar de tener una consigna tan contundente, cuando escucho a los indignados y sus propuestas políticas veo que se respira muy poca fe en la democracia, que ya nos dijo Churchill hace más de medio siglo que era "el menos malo de los sistemas de gobierno" a falta de que se invente otro donde un hombre signifique un voto. Estos chicos reniegan muchas veces de la democracia sin darse cuenta que su voto es la única arma que poseen para precisamente cambiar las reglas del juego. Si  nuestra democracia es imperfecta (que lo es) la única manera de perfeccionarla es votando, y sobre todo no votando a los que les apaña tanto la imperfección del sistema.

    Y llegamos al problema con el jabón. Dicen que en las acampadas de indignados hay de todo, pero en la de al lado de mi casa sólo había jovenzuelos con la cara llena de tachuelas (muy respetable) barba de varios días (también respetable) pelo graso y camisa sin lavar desde hace varios días más: ésto ya no tan respetable. A riesgo de que me llamen carca (vive Dios que no lo soy) y asumiendo que para ser indignado no hay que llevar chaqueta y corbata, me juego la mano derecha a que si en las acampadas no oliera mal, no hubiera tanta basura por las esquinas, no se vieran calzoncillos tirados sobre las colchonetas y no oliera a sudor (entre otros efluvios) muchas más personas se acercarían a las plazas de los acampados y les prestarían la atención que se merecen. Nuestras abuelas nos insistían mucho en que de casa habia que salir lavado y peinado, por algo sería!

    Y por si les sirve de aclaración, al tono quizás un tanto conservador del párrafo anterior, les diré que yo también estoy indignada, porque mi quiosquera va a tener que cerrar el puesto, porque los bares ya no van a poder dar la tapa gratis como hasta ahora, porque para comprar un destornillador hace falta irse al extrarradio, porque el banco me trata como a un pelele y luego con mi dinero hace lo que le da la gana y lo hace mal, porque a los emigrantes que pasean a nuestros abuelos con Alzheimer los quieren echar de nuestra tierra y mientras tanto les niegan hasta las aspirinas, y porque me da miedo que venga un loco extremista y salvapatrias y convenza a muchos de que le voten. Y a pesar de todo, me ducho cada mañana, me peino, me cambio a diario de ropa y trato a la gente de Usted, por si lo que cuento sirve de algo...y alguien quiere acercarse a oirme!

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