jueves, 31 de mayo de 2012

El gobierno de Don Tancredo

    En casi todas las familias numerosas de antaño había una prima fea e incasable pero simpática, otra espectacularmente bella e insoportable y casi siempre una tercera que salía por peteneras y se fugaba con un cantante de medio pelo a algún país sudamericano. Ahora nos pasamos el día hablando de "la prima" y me temo que ésta no corresponde a ninguno de los tres ejemplos que acabo de citar. 

   La prima de moda, es una que nos visita todos los días a la hora de las comidas, o de los telediarios, como ustedes prefieran; y no se va, ni se aparta de nuestras conversaciones, y aparentemente nos amarga la existencia con sus vaivenes. Esta prima que los sabios economistas llaman "diferencial" es un concepto enrevesado y poco claro como lo son todos los económicos, pero traspuesto a un ejemplo de la vida cotidiana seguro que todo el mundo acaba por entenderlo:  no es más que la diferencia que hay en la estima de "la seño" entre el alumno empollón insoportable que da consejos sin que se los pidan  y la oveja negra de la clase, que es guapo, alto y ligón exitoso, que copia en los exámenes y que ya sabemos todos que acabará mal. En el caso que nos ocupa, "la seño" son unos entes indescriptibles que atienden por "los mercados" y que son los que gobiernan de verdad y encima ni siquiera se tienen que molestar en presentarse a las elecciones. La empollona de la clase aquí la tienen, por si no se la imaginan:



 
    Ya ven que incluso a las empollonas se las puede pillar en un arrenuncio...bonita la postura, Angelita! Y los crápulas pues ya saben ustedes quienes somos, para qué abundar en ello.

    Ahora bien, nosotros, como país crápula tenemos además un enorme mérito: estamos gobernados por Don Tancredo (inmediatamente por debajo de los mercados claro, faltaría más) que era ese señor que a principios del siglo XX se colocaba inmóvil  y subido en un pedestal ante la puerta de chiqueros de las plazas de toros y levantaba ovaciones entre el público cuanto más quieto se quedaba y más cerca le pasaba el toro. Aquí el toro más cerca ya no nos puede pasar y Don Tancredo Rajoy no dice ni "mu", que en este ejemplo que pongo vendría muy bien como monosílabo de respuesta. Manda a sus esbirros ministros a bandearse con la prensa, la Comisión Europea, y con quien haga falta; a Soraya la monja alférez a que se entreviste con Madame Lagarde que es muy suya y encima francesa,  a Cristóbal Tijeras a que nos vaya soltando las malas nuevas y lo que nos van a costar, y mientras tanto él quieto y esperando en su peana.

   Por el bien de los cuarenta y siete millones de españoles y sobre todo de los más de cinco millones de parados, espero que Don Tancredo no se equivoque y su estrategia sea la buena, pero esta gente sin trabajo y sin horizonte se merecen algo más que un señor subido en un taburete esperando a un toro que le pasa rozando  y que, probablemente, acabará llevándoselo por delante. 

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