martes, 1 de mayo de 2012

La experiencia, y la madre de la ciencia

    Ya les dije que la semana pasada, además de acabar con todos los chipirones del Cantábrico, estuve trabajando en una Universidad del Norte peninsular, donde cada día yo hablaba ante una audiencia de jovenzuelos con la cara taladrada por tuercas y tornillos que, para mi sorpresa, escuchaban atentos y además hacían preguntas. Para una a la que le gusta hablar como a mí, que además te escuchen es un lujo como otro cualquiera; y si además preguntan, significa que están atentos. Yo soy ignorante en esto de la aulas, pero las  dificultades del oficio me las cuenta mi santo que cada día torea en plazas bastante más complicadas donde tú hablas y no te escuchan. 

   las preguntas de estas criaturas eran todas parecidas: querían que les hablara de mi experiencia profesional, que les contara anécdotas de mi vida cotidiana, que les explicara cómo fueron mis comienzos (allá en el Jurásico superior) que les diera indicaciones prácticas para abrirse paso en el mismo entorno profesional, que les explicara cómo podrían fabricarse ellos mismos una experiencia. Práctica, experiencia, vida cotidiana...a ninguno de nuestros universitarios parece que les interese mucho la teoría de las cosas. Y no les culpo de ello. Tanto machacarlos con la crisis, lo mal que está la cosa, y ese terrible mensaje de que van a vivir mucho peor que sus padres, que prefieren recrearse en lo práctico que desgastarse los codos en lo teórico, que intuyen, por lo que les contamos, que no les va a valer para nada. 

 Y si cambiamos un poquito el mensaje señores ? Yo creo que ya les ha quedado claro que la época de las vacas gordas a todas horas se terminó, pero nadie ha hablado hasta ahora de que se extingan las vacas. Francamente, cuando yo terminé la carrera inútil que estudié, empezaba la guerra del Golfo, el barril de petróleo se puso en la estratosfera y el paro en España rondaba el 23%. Lo que no había era este pesimismo que se corta con cuchillo y tenedor. tampoco estábamos entrampados con una hipoteca a los veinticinco años, lo cual te da más alas para volar.

    Habrá alguien que les explique a estas criaturas que hay países en Europa y allende los mares donde el paro apenas existe y donde se pueden encontrar trabajos dignos que te permiten ayudar al prójimo y de paso ganarte unos cuartos, aunque no sean muchos? Verán los jóvenes en la tele "Españoles por el mundo"? porque yo lo veo a menudo y veo que el "homo hispanicus" que es de natural apegado al terruño y poco o nada políglota ha llegado a sitios bastante remotos del planeta. La experiencia hay que hacérsela, chavales! ni se nace con ella, ni se fabrica según el manual de instrucciones. Ni siquiera está en Google. 

   Yo suelo echar mano de los Clásicos, que dan muchas respuestas a todo lo que nos ocurre, en este caso San Juan de la Cruz:

"Entréme donde no supe
y quedéme no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.
Yo no supe dónde estaba,
pero cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí.
No diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo".

  Ay sí! leer también es una experiencia...y de las que ayudan. Y observar, y ya puestos a la observación les remito a mi entrada del 21 de abril, "talento literario". recuerdan ustedes la rosa encontrada en la acera de mi casa hace hoy diez días? sí, sí, la que estaba a unos metros del preservativo: pues sigue viva y esplendorosa! Qué le habrán echado? ...






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