miércoles, 10 de abril de 2013

Ahora sí: el Papa

    Mis amigos, parientes y conocidos llevan varias semanas pidiendo mi opinión sobre el Papa, desde que éste asomó por el balcón de los anuncios; no porque yo sea alguien de quién merece escucharse la opinión, sino porque los que se leen mis escritos (que son sólo ellos, mis amigos, parientes y conocidos) tienen ganas de que les cuente algo sobre este Francisco I que, como tema, francamente no me seduce nada. Qué quieren que les diga? tiene cara de simpático, al contrario que su antecesor; es Jesuíta, lo cual es casi sinónimo de listo y pensador; es argentino, sinónimo de hablador, y no se puede poner los zapatos encarnados de Papa, porque desde hace años usa plantillas y éstas sólo le caben en los suyos; en este punto me solidarizo con la causa papal: yo también llevo plantillas y a veces, cambiar de modelo de zapatos es un martirio, aunque bien pensado a Francisco I lo del martirio no debe importarle mucho, es parte de su cualificación profesional.

   Dejando el Vaticano y las cuitas ortopédicas de sus habitantes, resulta que por este lado del paraíso terrenal, se nos han muerto en 48 horas Sara Montiel, la Thatcher y José Luis Sampedro. Dejo a cada cual que ponga orden de preferencia a la hora de lamentar las pérdidas, y aún respetando la importancia de Sampedro como uno de los pensadores y escritores más brillantes de los últimos tiempos, me salto la actualidad y les voy a hablar del inquilino Vaticano, del cual leí un articulo hace unos días en la prensa económica que me dejó un tanto perpleja.

    Resulta que según el articulista de pro, norteamericano para más señas, el nuevo Papa podría contribuir a la salida de la crisis financiera mundial, y pone como ejemplo su labor al frente de la iglesia argentina cuando aún era sólo el Cardenal Bergoglio, y se opuso ferozmente a los recortes de política social que el gobierno llevó a cabo allá en el momento de la suspensión de pagos argentina, en el año 2002.Para remachar el argumento, el periodista dice que los dos grandes principios del nuevo Papa a saber, dar prioridad a los pobres y desconfiar de los embrollos financieros son la única vía de salida a la crisis. No se ha quebrado demasiado los sesos el lúcido periodista, aunque hay una frase del entonces cardenal, subrayada en el artículo, que aunque no es nueva sí tiene su importancia que sea el nuevo Papa el que la haya pronunciado: " es más importante encontrar la justicia social que ceñirse al dogma financiero" le espetó Bergoglio al presidente Kirchner en su toma de posesión ( ya saben, el marido de la viuda negra).Y de dogmas el clero sabe lo suyo...

    No me consta que Rouco y compañía, que tan aficionados fueron durante una larga temporada a llenar las calles de manifestantes a favor de causas decimonónicas, pueriles y que, en algunas casos hasta atentaban contra los derechos ciudadanos,  hayan hablado de justicia social por encima de las finanzas en ninguna de sus homilías, aunque también es verdad que yo no les escucho. Quizás ahora sí debieran hacer valer su poder de convocatoria y llenar autobuses por las provincias, como hicieron antaño  para gritar por las calles contra los desahucios, contra la corrupción y contra el engorde indebido del sector financiero. Lo harán? no parece que tengan mucha intención. Mientras tanto, el Papa Francisco parece que hace unos días se escapó del Vaticano vestido de paisano y entró
en una pastelería de Roma a comprar unos huevos de Pascua para repartir entre los niños mendigos que iba encontrando en su camino. Lo ha contado ayer en la radio Paloma Gómez Borrero, que es un poco pesadita, pero que es doctora en  Vaticanología, y debe de estar muy bien informada por alguna de las sores que limpian y cocinan en los apartamentos pontificios. No se si es verdad, pero a mí me gustaría creérmelo, aunque en el fondo, el Papa me de igual. 

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