lunes, 24 de febrero de 2014

En vivo y en directo

Esta es la última de nuestros queridos seres hormonales (gracias a mi amiga la empresaria por prestarme la definición). Se ponen en un vaso varios mejunjes más o menos bebibles, por ejemplo: leche, Coca-Cola, aceite de oliva, zumo de piña y unas gotas de tabasco, sal y comino, se revuelve todo y se lo bebe uno mientras se autofilma con un iPhone o similar. Después se cuelga la filmación en una red social, y el hecho de haberse tragado el potingue da derecho a nombrar al siguiente pavo que acometerá el mismo estúpido proceso. Y así hasta el infinito, soportando los ardores
y retortijones que la  bromita pueda acarrear, y dando gracias al cielo porque nuestro estúpido retoño que ha accedido  a seguir el juego no lo haya hecho en versión original, que consiste en lo mismo pero con mezcla de alcoholes varios y fuertes bebidos dentro de una bota militar o de un preservativo o directamente de la taza de un retrete. Qué les parece? En el Reino Unido, siempre tan avanzados ellos en materia alcohólica, la broma ya cuenta varios muertos. Se llama Neknomination, pero se podía beber "tontos reunidos bebiendo", el inglés es una lengua muy útil para darle un tono de modernidad a cosas que son bastante primitivas.

     Y cuando por fin se haya desarrollado la campaña de concienciación social para parar semejante desvarío, da igual,  estos chavales dependientes de las pantallas y los universos táctiles más que de la teta materna, se inventarán otra aberración para seguir haciendo lo que más les gusta: salir en una imagen y contar sus vidas en ellasNosotros no lo entendemos, y creo que hacemos mal, como no entendemos que no les guste leer, pero lo uno y lo otro son el signo de los tiempos, y cuanto antes aprendamos a digerirlo menos disgustos nos llevaremos. Siempre que digerir no signifique pura y limpiamente comulgar con ruedas de molino.

    Andy Warhol justificaba muchas de las locuras que veía, e incluso que protagonizaba diciendo que todo el mundo tenía derecho a quince minutos de fama y gloria en su vida. La televisión y su invasión permanente de nuestros hogares cambió de arriba a abajo lo que nuestros abuelos llamaban la vida de puertas adentro, la telerrealidad dejó esas puertas adentro inutilizadas e inclusos puestas en evidencia.
Y desde que existe Facebook, ya no queda resquicio de la vida humana que no sea materia de emisión, radiodifusión, comentario en la plaza pública. A nosotros nos molesta y nos asusta, a nuestros herederos les parece lo más normal del mundo, y lo que no se puede contar a través de las ondas, casi mejor que no ocurra.

    Hace unos días me llegó una foto de un anuncio de un periódico donde un señor de un pueblo sevillano decía que le había cambiado el colchón a su hermano y se había tomado una tapita de queso, y que lo publicaba en el periódico porque él no tenía Facebook ni Twitter, pero que le parecía que él también tenía derecho a publicar cosas que no le interesan a nadie.Era desternillante y tenía el hombre más razón que un santo. Lástima de mi torpeza congénita que me impide subirles aquí la foto, yo desde luego si quiero que se sepa de mis cosas tendré que contarlas de viva voz, porque se ve que con las técnica he topado! Y de paso, les ruego disculpen en ésta y quizás alguna entrada más los errores de la separación de párrafos, puntuación y demás despistes, porque tengo que escribir en el teclado táctil y se me resiste...como todo lo que lleva una tecla, o una pantalla.


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