lunes, 4 de enero de 2016

Un año más, un año menos

    Feliz Año Nuevo a todos mis amables, sufridos y persistentes lectores. Veo con sorpresa que, casi cada año de los cuatro que llevo escribiendo esta sarta de pensamientos inconexos, he comenzado el año bloguero un 4 de Enero. Será cosa de respetarlo a partir de ahora, no vaya a ser que el año que empiece en otra fecha se me caiga una teja en la cabeza; o será cuestión de imitar a grandes supersticiosos que comienzan sus libros siempre en la misma fecha, como Isabel Allende, que vaya por donde vaya la historia, jamás empieza el libro en otro día que no sea el ocho de Enero. Si las musas se fijaran en mí como se han fijado en Isabel Allende, tampoco me importaría nada ponerme el día de hoy como fecha a no faltar, pero me temo que las musas están entretenidas en otra parte. 

    Desde hace cuatro días se abren las puertas de un año nuevo, que, si me permiten ustedes la primera referencia cinematográfica del año, como diría Forrest Gump "la vida es una caja de chocolatinas, nunca se sabe la que vamos a sacar";  como el año nuevo, que nunca sabemos por dónde nos va a salir.


    Yo, como soy optimista hasta la enfermedad, pienso que va a ser estupendo. Aunque ya les digo que mi optimismo es incurable: fíjense que el día después de las elecciones escribí que el resultado era bueno para España y sus políticos porque les enseñaría a dialogar...Y miren qué diálogo de sordos están practicando desde entonces. Como me dije a mi misma que cumplir cincuenta no significaba nada y que me sentía como una quinceañera y desde que los cumplí cada vez que voy a un médico me programa una intervención con su anestesia y todo; otra prueba de optimismo irrendento. 

    En cualquier caso, el año nuevo es un año más por vivir, experiencia que vale la pena digan lo que digan (los pesimistas sobre todo) y también un año menos que nos queda; cójase la botella medio llena o medio vacía por donde ustedes convengan. Yo me quedo con la medio llena y desde aquí, a esta hora de la tarde en la que es noche cerrada y después de haberme zampado medio Roscón de Reyes regalo de la santa de mi amiga Guiomar, que me lo trae cada año a mi vuelta de España para que no me de el bajón postvacacional; desde aquí proclamo que el 2016 va a ser un gran año, sí señor! Entre otras cosas porque es par y a mi me gustan los números pares y siempre me han ocurrido grandes cosas en ellos. 

    Ustedes hagan sus listas de deseos y si se encuentran en España, de paso, la de los Reyes Magos, que siempre dejan algo. Yo pido correr media maratón en dos horas y quince minutos sin que en la meta se me salga el hígado por la boca porque  lo intento cada año y no se me logra. Como pido que mi cintura no ensanche como si fuera la cámara de una bicicleta vieja, pues ya me quito yo de muchas cosas que la inflarían y a pesar de todo (misterios de la edad madura) se sigue dando de sí. Pido poder volver a pisar territorio americano, donde tanto me divertí el pasado verano antes de que ese ser de pesadilla con peluquín e ideas racistas llamado Trump se convierta en presidente. Que no? Yo no apostaría mi mano derecha, a riesgo de perderla, pues cosas peores se han visto en la historia. Quiero volver a ver a mi amiga Silvia, que sólo está a a dos horas de tren de mi ciudad, como yo de la suya, pero parece que tuviéramos un océano por medio entre las complicaciones de su calendario y las mías. Quiero festejar con mis amigos los que llegaron a esta capital europea hace veinticinco años como yo tan tremenda efemérides, y el cuarto de siglo que llevamos viviendo juntos cuando, en principio,  todos estábamos por aquí de paso. Como algunos de ellos son mis lectores espero que se den por aludidos. 

    Quiero luz y cielo azul (sobre todo porque sé que no lo voy a tener) como quiero el mar a la puerta de mi casa o los abrazos de mis hijos cuando eran chicos, o el olor de las panaderías de mi tierra, o el de las churrerías en verano. Quiero salud para los que me acompañan, porque es políticamente incorrecto que la pida sólo para mí. Quiero resucitar a mis muertos más allá del famoso tercer día, que está muy visto, y quiero tocar media sonata de Beethoven (una entera ni se me pasa por la cabeza) antes de que mis neuronas se pongan ms tiesas que las de la momia de Tutankhamon, que todo llegará. Hoy no tengo el día altruista, qué le vamos a hacer;  para pedir paz en el mundo, y amor fraternal entre los humanos mejor vayan ustedes a Facebook y cuelguen una foto de esas con pajarillos y monjes budistas. Yo les deseo feliz año de nuevo y les dejo una canción, que retrata mi estado de ánimo: curioso, optimista, expectante y vivo. Nos vemos en pocos días con mis protestas habituales. 


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