viernes, 13 de julio de 2018

Lo que no resuelva un amigo...

    Se va acercando el momento en el que el verano invencible, del que hablaba Camus, explote delante de mi, y para ello me voy colocando en la pista de despegue, porque el verano invencible de este año va a ser aéreo. Para mi desgracia, incluso evitando a Iberia el verano aéreo ha comenzado dando guerra, por una pequeñez que me ahorro explicarles, pero que para las compañías aéreas (chorizos del mundo uníos ) no parece tal. La pequeñez me ha costado hasta ahora cincuenta euros y varias noche sin dormir que si se monetizaran, no tendrían precio, pero todo lo doy por bueno para mi tranquilidad, la de los míos y el verano invencible. 

    Para arreglar ese asunto me he convertido en la bestia negra de una pobre empleada de agencia de viajes, he gastado en teléfono varias conferencias extra comunitarias, le he pedido a mi madre que ilumine una iglesia (algo en lo que no tengo mucha fe pero así la tengo ocupada) y solo me ha faltado prometer en voz alta hacer el Camino de Santiago en chanclas si se resolviera. Y en medio de todo ese marasmo de preocupaciones y solucciones, algunas más cercanas al vudú que al sentido común, ha tenido que ser mi santo varón quien me recuerde que tengo una amiga agente de viajes, y no una cualquiera: es una excelente agente de viajes y, por supuesto, una excelente amiga. Ella me ha explicado cual es el procedimiento a seguir ante lo absurdo de mi situación , y me ha tranquilizado diciéndome, con explicaciones claras y precisas, que esa pequeñez que tanto me preocupaba y que en mi cerebro se había convertido en el Everest por subir, tiene remedio. 

    Como estoy falta de vacaciones, no recordaba la existencia de mi amiga y sus buenos oficios ni, como siempre, los sabios dichos y proverbios de mi padre, que aseguraba que había que tener amigos
hasta en la cárcel  y el infierno, porque son lugares que no se puede descartar que algún  dia visitemos . Y aquí  un inciso; si mi padre hubiera visto como se han puesto de bien frecuentadas las carceles, quizás hubiera añadido otro lugar más siniestro a su lista. Todo esto para decir, publicar y gritar al viento si hace falta, que quien tiene amigos es millonario en algo que no se paga con euros; que tener amigos y vecinos (ya no digamos cuando ambos conceptos coinciden en la misma persona!) es lo único que nos saca las castañas del fuego y nos procura esos buenos ratos en la vida que cada vez abundan menos. Que tener amigos de verdad, por encima de los de Facebook , es el mejor regalo que la vida nos da, junto con el amor de los nuestros (que frecuentemente son amigos) y la salud, incluso la achacosa si no pasa de ahí . Lo que no te resuelve un amigo en esta vida,  no te lo resuelve nadie, porque incluso si no encuentra como resolverlo se plegará en dos para conseguirlo. Y por supuesto, tenía razón mi padre, hay que tener amigos hasta en el infierno, porque hasta para morirse y ver lo que viene después los amigos son muy útiles! 

    Y por este lado, cambio, corto, maletas y una canción de Carole King, hoy acompañada de unas amiguitas,  que ya les he puesto otras veces pero que resume maravillosamente todo lo que les cuento.



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