domingo, 15 de julio de 2018

Nos merecemos una guerra?

    Hace unas semanas, en el fragor de la batalla de los exámenes finales de las criaturas, un grupo de padres sufridores en casa (y entre ellos dos profesores) blasfemábamos sobre esta generación abducida por todo lo que sale de una pantalla e incapaz de hacer un esfuerzo más allá de donde pone « suficiente ». Aquella noche calurosa de junio, recuerdo muy bien que en determinado momento de la sobremesa, tal era mi grado de calentura con las estupideces de nuestras criaturas (las de todos) que se me ocurrió lanzar una de mis exabruptos de viernes noche; no soy yo muy de exabruptos pero los viernes tras una semana de infierno me suelen salir con más facilidad: « lo que nos está haciendo falta en esta Europa de jóvenes perezosos y flojos, es una buena guerra ». Fue un exabrupto, insisto, pero a todos nos dio por reflexionar sobre ello y, aunque esta pandilla que me acompañaba en la cena, son todos grandes amigos y ninguno de ellos belicoso,  acabó dándome la razón ...In birra veritas, todo hay que decirlo. 

    Han pasado las semanas y al alba de las vacaciones, con estos chicos desparramados por los sofás, me reitero en mi exabrupto aunque solo sea contemplando quienes son los que han llegado a la final del Mundial que se juega hoy. Una selección plagada de hijos de emigrantes (o por los menos donde los hijos de emigrantes son las grandes estrellas) y otra formada por los supervivientes de primera generación de una guerra terrible como fue la de los Balcanes. A éstos últimos les dedicaba un curioso artículo El Mundo el pasado viernes (« Los niños de la guerra no se rinden en el Mundial », De Francisco Cabezas). Vieron ustedes la semifinal de Croacia contra Inglaterra? A mi me da igual el fútbol, pero reconozco que cuando hay Mundial me trago más de un partido y lo que vi ese dia responde fielmente a lo que les estoy contando: una pandilla de ingleses que juegan en la liga con los sueldos mas elevados del planeta, que se contentaba de administrar la ventaja de un gol temprano; y frente a ellos, unos jugadores algo más talluditos, de cuerpos y narices afiladas, piernas de acero y voluntad indomable: querían ganar, y no estaban dispuestos a rendirse hasta que el árbitro pitara el final o hasta que a alguno de ellos le diera un síncope, que tal y como se estaban dejando el pellejo en el campo, me hubiera parecido lo más probable.  Luego los expertos futbolísticos harán otro análisis, pero lo que yo vi desde mi ignorancia futbolera respondía a un par de palabras: carácter y ganas de dar de sí lo mejor...Justamente lo que le falta a nuestra prole. 

    Si se leen el articulo arriba citado, verán que incluso las grandes estrellas croatas, que ahora cobran millones en equipos europeos, pasaron una infancia complicada cruzando fronteras a pie, viviendo en la Mostar asediada durante meses, durmiendo en campos de refugiados y empezando una nueva vida en otros países donde no siempre fueron bienvenidos. Algunos contemplaron asesinatos y perdieron a sus padres o abuelos cuando tenían entre seis y diez años y reconocen que aun tienen pesadillas nocturnas que los muchos millones que les pagan sus clubes no consiguen borrar. Y ahora juegan defendiendo un equipo que hasta hace años ni siquiera tenia derecho a participar como tal en los torneos y que ahora representa a un pais de cuatro millones de habitantes, con sanidad y educación publica y gratuita, con unos ingresos turísticos millonarios y que desde el 2013 es miembro de la Unión Europea, esa a la que todos critican pero a la que todos (menos los ingleses) quieren pertenecer .Y por si fuera poco, con un presidente que es una mujer, que no ve los partidos en el palco sino con  la afición y que se paga la entrada al estadio de su bolsillo, descontándose de su sueldo todos los dias de trabajo que ha perdido por su presencia en Rusia animando a su equipo. 

   Ya ven ustedes, las guerras, terribles y no deseadas, han mantenido a muchos pueblos despiertos y en alerta y a otros, que vivimos desde hace setenta años en paz y no sabemos apreciarlo, nos han adormecido. Y que gane Croacia, incluso si no juegan mejor. Se lo merecen, caramba!

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