jueves, 16 de mayo de 2013

Música para mis piernas

    Ya no les aburro más con el cuento de que me gusta correr y que lo hago para rebajar mi cintura, mi colesterol y retrasar la vejez de mis articulaciones. Quienes tienen un corredor en casa ya saben que estamos en temporada alta de maratones populares (o cuarto y mitad de los mismos que son  a los que yo me apunto) y de sprinters callejeros, entre los cuales me encuentro.

    Resulta que correr es bueno, bonito y barato, comparado con otras aficiones deportivas que requieren tiempo a raudales y material sofisticado. Y resulta que es un deporte muy agradecido con las supermujeres del siglo XXI que somos casi todas, les pongo un ejemplo: una vuelve del trabajo, se calza las zapatillas, se mete un lomo de cerdo o besugo, o pollo en el horno y se sale corriendo en dirección al parque más cercano. Cuatro vueltas al mismo y vuelta a casa, por valor de siete u ocho kilómetros y unas 350 calorías, y cuando el pitido del horno nos anuncia que el asado está listo, ya estamos entrando por la puerta. Aún a falta de una buena ducha y de preparar la ensalada y revisar las carteras colegiales, hay quién de más por menos?

    Y encima, correr permite escuchar música gracias al beato Steve Jobs, que ha perfeccionado tanto sus aparatejos que además de amenizarnos las zancadas nos las cuenta, nos dice los kilómetros que hemos hecho y las calorías que hemos quemado; aquí me han dado donde me dolía: música y estadísticas! A mi iPod sólo le falta resolver las ecuaciones de segundo grado de mi hijo o ir al supermercado para ser proclamado el mejor amigo del hombre!

    Lástima que la música clásica no sirva demasiado como carburante; salvo honrosas y escasas excepciones el jogging callejero se lleva mal con los Nocturnos de Chopin o cualquier pieza de Beethoven. Personalmente, he experimentado el Bolero de Ravel para finales en cuesta arriba (catorce minutos) y "Rapsody in Blue" de Gherswin para correr por la orilla de un río pretendiendo que se ve Manhattan del otro lado, pero no más. Correr necesita una banda sonora que ayude a la descarga de adrenalina y yo, con el paso de los años he ido encontrando la mía que, claramente, deja ver los gustos de mi generación y  delata los años que tengo. Por gentileza de la casa, aquí tienen la lista de discos que con más frecuencia  me acompañan en mi trote mañanero:
- "De akí a Ketama", Ketama e invitados.
- "Deseo Carnal", Alaska y Dinarama.
- "Memoria del porvenir", Radio Futura.
- "Sympathique", Pink Martini.
- "The Joshua Tree", U2.
- "The singles", Pretenders.
- "Glittering Prize", Simple Minds.
- "Born in the USA", Bruce Springsteen.

    Llevada por mi pasión cinéfila, hay días que me hago un "especial bandas sonoras", intentando imaginar la película a la vez que corro, y éstas suelen ser las elegidas:
- "The Blues Brothers"
- "Fame".
- "Saturday Night Fever".
- "Peter's Friends".
- "Rocky"
- "The sound of music"
- "Hair".

    Y para terminar, aquí les dejo la lista "top running" de mi iPod, canciones que escuchadas una detrás de otra te ponen en órbita, hacen que tus zancadas sean más largas, tus zapatillas vuelen y tú te creas una keniata con piernas de metro y medio a punto de cruzar la línea de meta:
-"It's not unusual", Tom Jones.
- "Dancing Queen", ABBA.
- "There must be an angel", Eurythmics.
- "As", George Michael.
- "Brass in the pocket", Pretenders.
- "Alive and Kicking", Simple Minds.
- "Memory", Barbra Streisand.
- "Rehab", Amy Winehouse.
- "Alexandrie, Alexandra", Claude François.
- "A cara o cruz", Radio Futura.
- "September", Earth, wind and Fire.
- "Prayer for the Dying", Seal.
- New York", Frank Sinatra.
- "Anything Goes", Ella Fitzgerald.

  Y cuando las agujetas comienzan a pinchar y la boca se hace estropajo, llega la traca final:



    Escuchadas todas, no forzosamente en este orden, dan para una hora de entrenamiento.Esto y agua es el único dopaje que conocen mis piernas. Se admiten críticas y sugerencias, ya saben donde encontrarme.


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