domingo, 23 de junio de 2013

Todos queremos más

   Después de ver las revueltas de los brasileños y este chiste publicado por la prensa local (la mía) le doy razón al estribillo de la canción: todos queremos más. Aquí tienen el chiste: 



    Me parece que es bastante gráfico, pero para beneficio de los que me leen y no entienden francés, una pequeña explicación: vemos a unos brasileños reclamando su derecho a tener hospitales y escuelas y la policía recomendándoles, cachiporra en mano,  que se atengan a lo que les corresponde como brasileños: bailar la samba y jugar al fútbol! Me parece no sólo gráfico sino aleccionador, que es lo bueno que tiene el humor gráfico, cuando es bueno. 

    Se me ocurre que de aquí a no tardando mucho, podremos dibujar la misma viñeta con dos manifestantes delante del aeropuerto de Ciudad Real, o de los muchos parques de las ciencias y ciudades de las artes de España, o de las obras de circunvalación de cualquier capital pidiendo volver a recuperar su derecho de mandar a sus niños a una escuela mínimamente digna, o de curarse en un hospital también mínimamente equipado con cargo a la seguridad social para la que han cotizado durante años...Qué nos apostamos?

    El ya mal llamado Tercer Mundo se está convirtiendo en un polvorín donde los países no son emergentes sino efervescentes; donde muchos han abandonado la pobreza, pero eran tantos los pobres y tan profundamente pobres, que aún quedan muchas capas sociales por abandonar el subsuelo de la miseria y salir a la superficie. A éstos les fastidia que los dirigentes se olviden de ellos para construir estadios de fútbol, celebrar megaeventos deportivos o crear centros comerciales a dos pasos de favelas y chabolas que no pueden desaparecer porque no hay donde colocar a todos sus ocupantes. Es como si la cuota de los que pueden progresar socialmente se hubiera llenado y ahora tocara dedicarse a la grandilocuencia: Brasil podrá organizar todos los eventos que quiera, ser un país BRIC, reclamar un puesto entre los grandes y convertir Sao Paulo en una de las ciudades más caras (y más peligrosas) de América; podrán tener una señora presidenta que cuenta entre las mujeres con más poder del planeta,  explotar enormes yacimientos de petróleo y ser una democracia más o menos estable;  pero Brasil está lleno de pobres  que quieren dejar de serlo o, por lo menos, creer que algún día lo conseguirán. Hay alguien que se atreva a decirles que no tienen  derecho?

    A todos los gobernantes le gusta presumir de sacar a sus poblaciones de la miseria y para ello, el capitalismo es  a la economía lo que la democracia al estado de derecho: el menos malo de los sistemas. Lo malo es cuando se les olvida que hay ciertas cosas que a los ciudadanos les importan incluso por encima del fútbol, la samba y la cirugía estética: los brasileños quieren hospitales  y escuelas, y en eso no se diferencian mucho de nosotros, que también estamos pidiendo a gritos que no nos  quiten los que ya tenemos; la única diferencia es que en Brasil ahora hay dinero para financiarlos y en España no, porque ya no lo gastamos hace tiempo en museos inútiles y otros saraos arquitectónicos y aeroportuarios. Y ni siquiera tenemos la samba para consolarnos...Feliz domingo.

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