domingo, 8 de septiembre de 2013

Tambores de guerra

    Suenan tambores de guerra en un lugar lejano del no tan lejano Oriente porque  el polvorín de turno es conocido en términos geográficos como Oriente Medio. Nuestros pobres jubilados desinformados gracias a los noticieros de Intereconomía han creído todos que Obama estaba en San Petersburgo esta semana discutiendo los términos del ataque y con Mariano como invitado especial (les aseguro que así han retrasmitido la noticia, búsquenla en las videotecas de la Red) pero los que nos preocupamos por informarnos de verdad sabemos que allí andaban jugando al Monopoly (así debería llamarse el G20) y que mientras tanto a mi pobre Obama se le multiplican las canas porque por primera vez en cinco años va a tener que tomar la determinación de mandar los chicos a la pelea, que finalmente es "la" decisión que corroe y preocupa a los presidentes de turno en USA, porque las demás las toman en Wall Street por ellos.

    A cada uno sus guerrras y sus batallas particulares. No todas se ganan, como hace un rato acaban de   comprobar los aspirantes a ciudad olímpica que, claro está, como son españoles (un país donde nadie pierde nunca o cae muerto antes de admitirlo)  se ven víctimas de una conjura sino judeomasónica, al menos proveniente del Imperio Otomano, o en su defecto del del Sol Naciente. Al menos el dinero que se iba a colar por los agujeros de las inversiones deportivas tiene una oportunidad de ir a parar a la sanidad o la educación,por ejemplo...me pregunto si a alguien se le habrá ocurrido.

    No se crean, guerras las hay también un poco más banales y menos cruentas, como la que libra esta servidora contra los vecinos de mi calle que sacan la basura a cualquier hora del día y nos dejan las aceras como un estercolero; o contra los motoristas que circulan por las aceras (sí, sí por las aceras) o contra los adolescentes que fuman dentro de las paradas de autobuses, por ponerles unos ejemplos cualesquiera. Y más recientemente, tengo en mi haber alguna que otra escaramuza contra los dueños de las papelerías, que venden cuadernos con portadas fluorescentes de plástico (aunque el cuaderno siempre será una mercancía perecedera) a precios millonarios y obligan a los sufridores en casa y padres para más señas, a dejarse medio sueldo de septiembre en papel a cuadros...y con suerte los que
 pueden! Si yo fuera ministro de educación impondría un modelo único, oficial y homologado de cuaderno escolar, cual formulario de declaración de hacienda, tampoco debe ser tan descabellada la idea.

    Pero ésto de los cuadernos no deja de ser una batalla puntual, reciente y típica de estos tiempos de la vendimia, luego se pasa. Así que aquí tienen la declaración habitual en tiempo de guerra: a día de hoy, cautivo y desarmado el ejército de la pereza veraniega,  han alcanzado las tropas escolares sus últimos objetivos en la compra de materiales:  el curso ha comenzado. Feliz domingo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario