lunes, 16 de septiembre de 2013

Y mañana matarán a Langosto...

    Así es: mañana, en pueblo castellano llamado Tordesillas, lugar ilustre para los que estudiamos historia y nos sentimos castellanos viejos, van a matar a un toro, de nombre " Langosto" , 546 kilos  y proveniente de una de las muchas ganaderías que pueblan ese pequeño paraíso que es la dehesa de Salamanca. El año pasado, por estas mismas fechas, los mismos desalmados del mismo ilustre pueblo mataron a "Volante", no en una plaza de toros, peleando de igual a igual (o casi) con un torero, sino por un procedimiento que dicen ellos, "forma parte de nuestro acervo cultural" y que consiste en perseguir al toro por la ciudad, scarlo a campo abierto y, una vez allí, acribillarlo a puyazos provenientes de unos señores que van a caballo con la oportuna puya y que no corren ningún peligro, dicho sea de paso, màs que caerse del caballo si no son buenos jinetes. Una delicia. 

    Ya escribí el año pasado una entrada al respecto ("El día que mataron a Volante" 11 de septiembre de 2012) que pueden leer este año porque, cambiando el nombre del toro, viene a ser màs de lo mismo; aunque el alcalde de Tordesillas ha querido tranquilizar a la opinión pública alborotada explicando que este año las reglas serán más estrictas, a saber: "las lanzas tienen que estar homologadas y tener todas la misma longitud, y no se podrà pinchar al toro cuando éste esté en movimiento, porque no puede defenderse"; merece la pena aclarar que toro sólo hay uno y lanceros unos cuantos cientos...ya ven, una pelea equilibrada! Y por cierto, me gustaría que alguien me explicase  qué razón se puede esgrimir para calificar a los actos sanguinarios y crueles como "acervo cultural". En el caso que nos ocupa, ni siquiera se merecen ser catalogados como tradición milenaria, pues el dichoso "Toro de la Vega" (que así se llama el bochornoso espectàculo) celebra este año sus primeros cien años de existencia, al igual que el acero inoxidable o la cremallera, que también se inventaron en 1913 y nos parecen modernísimos.

    Que nadie vea en estas líneas a la defensora de los animales que no soy. Hace unos días se murió el gato de una amiga mía, al mismo tiempo que el gato de otra anduvo perdido un par de días en paradero desconocido; confieso que me costó Dios y ayuda enviarles a ambas unas palabras de ànimo vía Facebook como sí hicieron muchas personas; y lo hice porque para mí la tristeza de una  amiga es sagrada, se le pierda el gato o una aguja de coser. Pero por supuesto estoy en contra de la crueldad gratuita contra los seres vivos (aunque me conmueva bastante màs la crueldad contra los humanos, y no digamos si son niños) y no entiendo por qué en mi país se disfruta arrojando cabras  desde los campanarios o descabezando pollos a ritmo de pasodoble y sangría, como si el derrame de sangre y los navajazos ayudaran a mejorar el color y el sabor de la fiesta. 

    Mañana a estas horas, habràn terminado con la vida de "Langosto" unos señores de Tordesillas y aledaños que este año, para alivio del toro, van todos con una lanza homologada y de la misma longitud. Pues yo les envío a ellos los mismos deseos que hace días les enviaba Arturo Pérez Reverte vía Twitter: "les deseo a los lanceros de Tordesillas un buén pitón incrustado en el ojete". Y no se hable más. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario