lunes, 10 de diciembre de 2018

Contra el Nacionalcuñadismo

   Breve paso por mi tierra para festejar con mi señora madre esa cosa viejuna y ya nada celebrada (salvo por mi señora madre y cuatro amigas suyas) que es el santo u onomástica, puestos a utilizar palabras en desuso. Pongo la radio para tomarme el café de la mañana esperando oír hablar de la Constitución, por ser la fecha que es y celebrar los muchos años de vida que, milagrosamente, ha cumplido. Pero la radio en estos dias solo habla de Vox: cómo han llegado, de dónde han salido, quiénes son, quién son los que les votan, qué se cuentan, en contra de qué y sobre todo de quiénes están, etc. Y la verdad me fastidia: no oculto que me fastidia Vox, pero más me fastidia que se les de tanto carrete. Pero más aun me fastidia que me tilden de intolerante así que me digo que hay que escuchar a todos los que hablan de Vox, oír todo lo que se cuenta de ellos y (en mi caso) confirmar lo que ya sé: que es un partido de extrema derecha, copia fíel  de los partidos de extrema derecha que van surgiendo por toda Europa. Y aquí, un mínimo rayo de luz entre tanta tiniebla: España ya no solo no es diferente sino que es tan europea como la que más, con su partido de extrema derecha y todo!

    En la mañana del domingo, me doy mi paseo matutino para comprar a crédito todas las calorías que en forma de churro asimilaré unas horas más tarde y me doy de bruces con el chiringuito de Vox en mi ciudad, con todas sus banderas españolas que son la mia, aunque yo no me dedique a pasearme por la calle con ella, entre otras cosas porque el rojo y el amarillo no pegan juntos, por muy bandera que sean, salvo si te vistes de Agatha Ruiz de la Prada, lugar al que mi desesperación por parecer joven aun no me ha llevado. Les hago una foto y me preguntan si quiero información o afiliarme (concretamente el chico dijo « apuntarse » pero yo expongo aquí la versión literaria); les digo que no y que la foto es una mera constatación ; respuesta: « una qué? » Y me dejan tranquila porque, probablemente piensan que hablo muy raro. Yo, entretanto he constatado que muy cultos no son. 

    También he constatado este fin de semana, de tanto oír hablar de Vox, que si han venido para quedarse y si mucha gente les vota es porque nadie se ha leído su programa; o mejor dicho: nadie se lee nada y menos los programas electorales. Y me resulta ocurrente lo de que lo llamen el partido de los cuñados porque responde a la pauta de comportamiento de esos cuñados españoles con los que nos sentamos a cenar el dia de Nochebuena que pretenden que todo lo malo del pais lo arreglarían ellos en dos patadas. Nota de la redacción : tengo cuatro cuñados y a Dios gracias, ninguno responde a ese modelo, pero haberlos, haylos! Quizás si dejáramos de lado tanto análisis sintáctico inútil en las clases de lengua y obligáramos a nuestros escolares a hacer comentarios de texto a espuertas, criaríamos de nuevo una generación como la mía y algunas posteriores, que nos leemos hasta los folletos de las oferta del Corte Inglés. Y la gente se leería los programas electorales, particularmente el de Vox, que yo me he entretenido en leer este fin de semana en la pantalla de mi móvil, ahí donde mis hijos ven películas, y tiene dos contradicciones flagrantes cada tres líneas: no queremos emigrantes pero les votamos a mansalva en Almería donde todos nos hemos hecho ricos cultivando tomates de invernadero con mano de obra emigrante. Esto no lo pone el programa pero es la conclusión a la que yo llego en mi comentario de texto. 

    El Nacionalcuñadismo me parece una ideología simplona, racista y peligrosa, de graciosa y ocurrente solo tiene el titulo...












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