viernes, 28 de diciembre de 2018

Herodes.De vez en cuando.

    En pleno dia de los Santos Inocentes me acuerdo de Herodes, aquel rey que,  en todas las películas de romanos que hacían los americanos en los años cincuenta, aparecía como un soplagaitas cuya única genialidad fue ordenar una matanza de niños para así asegurarse que eliminaba al recién nacido que llamaban el rey de los judíos y venía a robarle el trono. Con la perspectiva del tiempo,  digamos que Herodes anticipó lo que luego los propios americanos patentaron como "guerra preventiva" y que les ha sido bastante útil en no pocas ocasiones. Por si no se acuerdan de ninguna, les recuerdo yo la invasión de Irak. Y no sé si debería darles todos estos ejemplos bíblicos que a mi me parecen tan pedagógicos, porque hace unos días se me ocurrió felicitar a mis lectores vía Facebook haciendo una interpretación propia (y subrayo lo de propia) libre,  intencionadamente chistosa y sin ofender de la Navidad, y algún lector me contestó precisamente ofendido en sus creencias cristianas, argumentando que con esas cosas no se bromea. No sé si esos ofendidos han visto "La vida de Brian", por cierto...

   Bien, pues antes de proseguir con esta entrada aviso: va de Herodes y a ratos, de broma, o de broma pesada según se mire. Herodes fue el rey que ordenó la matanza de los inocentes para encontrar (que no encontró) al Niño Jesús entre ellos. Me acuerdo de él precisamente hoy, cuando en menos de un mes, el muro de Donald ya se ha llevado por delante a dos niños guatemaltecos detenidos por las autoridades migratorias. Se llamaban Jakelin Caal y Felipe Gómez, ocho y siete años respectivamente. Creo que es de rigor acordarse de ellos en este día de los Inocentes, aunque haya quien crea que me estoy riendo de nuevo de los dogmas cristianos. Que dicho sea de paso, se puede uno reir de ellos como de casi todo en la vida, siempre que no se le falte el respeto a la gente. Este 2018 en mi caso, va a quedarse en mi memoria como el año de los ofendidos: los que no soportan las bromas, los que se retiran de los chats de Whatsapp porque se habla de política y no como a ellos les gusta, los que de repente se vuelven más papistas que el Papa y se dedican a perseguir herejes (yo, como ejemplo de hereje) y los que promocionan productos aprovechándose de sus amistades de Instagram y te retiran de su lista si no les das al "me gusta".

    Herodes era para mí ese personaje que invocaba mi madre cuando le dábamos guerra, que eran muy pocas veces porque mis hermanas y yo, para lo que hoy tienen que lidiar los padres modernos, éramos unas santas; y a pesar de ello, mi madre decía "qué bien vendría Herodes de vez en cuando". Como supongo que lo dirían miles de madres de su generación, porque a día de hoy, con ese montón de padres y madres embelesados por sus hijos a quienes muestran en Instagram como si fueran Oscars de Hollywood, puede que invocar a Herodes te lleve ante los tribunales. O ante el Defensor del Menor, allí donde exista. 

    Pues me está ya calentando tanta pamplina, la verdad. En este final del año de gracia de 2018, los humillados y ofendidos de la tierra no se encuentran entre nosotros ni pasan sus horas en las redes sociales, y los herodes del mundo, que son unos cuantos y no tan bobalicones como el de las películas de romanos, se cargan verdaderos inocentes cuyo pecado original es nacer en ciertos lugares de la tierra donde la vida no vale nada. Y como este blog es mio y pongo lo que me da la gana, aqui les dejo este Belén que me ha mandado mi amigo Andrés, que me ha hecho reir un rato, que es el mejor regalo, junto con la amabilidad, que uno le puede hacer a otro ser humano en estos tiempos recios. 


  Y de propina, este audio enviado por una de mis amigas, creyente por cierto, pero que me parece de morirse de la risa. Aviso a los dogmático-intolerantes: puede herir su sensibilidad. 





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