jueves, 13 de diciembre de 2018

De todo menos fiebre

    Se acuerdan ustedes (los de cierta edad) de aquella canción de Martirio que decía "estoy mala, mu mala"... Aquí va de refresco, porque Martirio se está convirtiendo en una reliquia:


    Pues quitando la parte doméstica de lavar, vestir y preparar, así estoy yo: mala. Que como no lo estoy nunca, pues no sé como sacarle partido. Ya sé que ustedes me van a sugerir miles de series de Netflix y otras tantas novelas; pues no, todo eso yo soy capaz de hacerlo amén de trabajar, ocuparme de mi familia en lo que me toca, pelearme con las administraciones públicas y con Iberia (mayormente con ésta última) y además leer y ver películas; pero estoy mala y no soy capaz de hacer nada más que ver pasar las horas. 

    Ayer fui al médico, y en ausencia del titular, me tocó una criaturilla suplente que podría ser mi hija si yo hubiera tenido hijos cuando había que tenerlos, y no tarde como hacemos todas. Era amable y concienzuda con la visita, supongo que porque debo ser uno de sus, pongamos,  primeros cien pacientes y no tiene ganas de meter la mata. Su pregunta insistente era "tiene usted fiebre?" visto mi estado calamitoso en general y unas aftas como panes que tengo en la boca, en particular. Ante mi respuesta negativa se quedó un poco chafada y la visita se prolongó varios minutos más porque al médico titular le dices que no tienes fiebre y te dice que te tomes un Paracetamol y que lo tuyo será algo viral; pero a la suplente novata le dices que no hay fiebre con el despojo humano que tiene delante (yo misma ayer) y no se da por vencida. Es más, insistió mucho en que la llamara en dos días si la fiebre seguía sin aparecer pero mi estado no mejoraba y yo se lo prometí, para no preocuparla. Incluso admito que  al final de la consulta casi me rindo y le digo que tengo fiebre (adems de mocos, toses, un oído que silba y la boca invadida de aftas) para que se quedase contenta; pero no lo hice, estos jóvenes profesionales tienen que ver de todo en la vida para foguearse. 

    Y como estoy en casa, mala, fastididada sin poder salir, y perdiéndome entre otras cosas la copa de Navidad de mi trabajo, me dedico a ver las noticias por cuadruplicado, a diferentes horas del día, recostada en mi sofá y con mi tableta en ristre. Y llego a la conclusión que España está como yo, mala pero sin fiebre.  No piensen que me ha dado un delirio y que he decidido que, como Fraga, me cabe el estado en la cabeza, pero después de pasar un par de días en mi tierra, de donde me habré traido este virus o lo que sea, he llegado a esa conclusión. 

    España tiene millones de parados que no son culpa de ningún gobierno, sino de la propia coyuntura laboral española y de un mercado disfuncional, y eso no hay elecciones que lo arreglen; se ha salvado de tener personajes siniestros como los Le Pen, o Salvini, o Neil Farage hasta hace nada, aunque ha llegado este Santiago Abascal que lo pretende, pero veremos qué recorrido tiene. Tiene una sanidad envidiable; ya sé, con listas de espera, etc.;  pero vayan ustedes en cualquier hospital europeo a operarse de un cáncer sin la chequera al lado, ya verán, ya. La educación era buena; unos cuantos intentan cargársela desde hace años y cuando no elaboran leyes ridículas, crean Universidades de pacotilla donde se compran los título, pero nos sobran los maestros y varias de nuestras regiones están entre las mejores en esos malditos informes PISA. Tiene turistas que no dejan de venir un año detrás de otro, familias que sobreviven con la pensión del abuelo porque la familia es todavía una unidad económica; acaban de subir el salario mínimo, que ya se que no da para nada...Pero recuerden a cuánto estaba hace un par de años y en plena crisis!  Tiene España en estos momentos una situación que ya la quisieran para ellos muchos países, pero todo el mundo se empeña en decir que aquello es un desastre y que vamos de cabeza. Esto es: España no está enferma, tiene muchos achaques, pero no tiene fiebre. Como yo. 

    Y tiene una invasión de cadenas de radio y televisión, prensa gratuita y opinadores varios, que son como esos médicos novatos que urgan y urgan en el paciente intentando encontrar la fiebre o el tumor donde sólo hay achaques propios de la edad y sí, probablemente algún virus que se cure con Paracetamol durante tres días de baja laboral. Los de Vox se parecen mucho a esos médicos novatos y la cosa parece que les funciona, porque la gente mayor asustada por los desastres inexistente es fácil de convencer: nada le gusta más a un viejo que encontrarse con un médico joven que le pregunte un montón de cosas y le tome la tensión tres veces.   No olvidemos que según las cifras del censo este es un país de viejos, 20 % de la poblacion española tiene más de 65 años (que ya son muchos) y los jóvenes no leen ni se informan, y entre unos y otros los médicos de Vox van pescando votos en esa España que, puede que esté mala, pero sin fiebre. Como yo, no sé si me explico.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario