viernes, 20 de marzo de 2020

Abuelo y nieta, diálogo. (Los cuentos de la Plaga, 1)

    El abuelo y la nieta están sentados frente a la chimenea una tarde de primeros de abril, jueves santo, quizás. El día ha sido bonito y soleado, pero a las cinco de la tarde, el fresco de ese abril apenas iniciado invita a recogerse frente a la lumbre. El abuelo intenta terminar el crucigrama del ABC, la nieta enreda con las tenazas de la chimenea, voltea las brasas, sopla con el fuelle y contempla a ese abuelo alto y encorbatado, enjuto y serio como un ciprés y comienza el interrogatorio. 

- Abuelo,  tú has ido a la guerra? 
- No, no he ido, pero ya he visto dos...Tres si contamos la Segunda Guerra Mundial, que aquí no llegó pero que de alguna manera la padecimos. 
- Y por qué no fuiste a la guerra?  Si tienes un montón de escopetas...
- Te lo creas o no, cuando empezó la guerra de España yo ya era muy viejo, lo suficiente para que no me mandaran al frente; y las escopetas que tengo son para cazar, nunca en mi vida he disparado a una persona, ni se me ocurre! A ver, río catalán de tres letras, esta te la sabes, que te la he dicho muchas veces.
- "Ter". Y dónde viste la otra guerra? 
- La primera mundial? No la vi, pero estuve en París justo después de que se acabara, y fue muy impresionante, la verdad. 
- Y qué hacías tú en París? si tú nunca vas a ningún lado!
- Estudiar francés, que me mandó mi padre. A ver, otra fácil: preposición, de una letra.
- "A". Pues dice la abuela que tú ibas a unos teatros donde había señoras desnudas cantando. 
- Eso te ha dicho tu abuela? Vaya por Dios! Pues fui a estudiar francés; pero también iba al teatro, vi a Joséphine Baker actuar, que era una señora de color que sacaba al escenario un leopardo vivo y todo.
- Pero iba desnuda? 
- más o menos. Otra fácil: mes del año en el que empieza la primavera, cinco letras.
-"marzo" Y no te dieron ganas de matar al leopardo? 
- pues no! A ver si te crees que porque me gusta cazar voy por ahí pegando tiros a todo lo que se mueve. 
- Y por qué no te quedaste en París? 
- Porque de repente mucha gente empezó a enfermarse, tenían fiebre, no podían respirar y se morían. Era algo que no había ocurrido hasta entonces, todo era muy extraño. Tuve miedo y me fui en el primer tren donde encontré sitio; recuerdo que incluso mi padre me riñó al volver a España tan precipitadamente porque tenía la pensión pagada para un mes.
- Era una epidemia de viruela? A mi no me puede dar porque estoy vacunada.
- No hija, era otra cosa que parecía un catarro, después daba mucha fiebre y luego se ponía todo el mundo malísimo. A ver, símbolo de la plata, dos letras y no me digas que no lo sabes, que nos ha salido ya muchas veces.
- "Ag". Y cómo se llamaba aquello? 
- la llamaron Gripe Española, pero no era verdad que fuese española. No encontraron vacuna como la de la viruela y murió mucha gente.  Venga, a ver si terminamos esto:  matrícula de Zamora, dos letras? 
- "Za". Nos falta mucho? prefiero que me cuentes más cosas de París y de la señora negra que cantaba desnuda. 

    El abuelo cierra el ABC a falta de dos líneas de crucigrama que terminará cuando la nieta preguntona se vaya a la cama. Cierra los ojos diez segundos y recuerda aquel París de los años veinte que tuvo la suerte de conocer, aquellos teatros llenos de gente coreando el nombre de Joséphine, desnuda de cintura para arriba, claro que sí. Recuerda la pensión donde vivía y el nombre de la Señora Dupont, su patrona; recuerda el olor de las panaderías, el sabor de los caracoles y los colores de los jardines y mira por la ventana el atardecer de ese campo extremeño cuajado de alcornoques diciéndose que tampoco está nada mal. Aquella gripe Española de 1918 le dejó con el sabor de París en la boca y desde entonces nunca más pudo volver. Ha  tenido que venir este demonio de criatura con sus preguntas a revolver los recuerdos...

- Chica, ya que tienes la tarde preguntona,  pregunta a tu abuela  qué tenemos hoy para cenar!
- Sopa de Ajo, abuelo. Y si viene otra gripe de esas tendremos una vacuna como la de la viruela?

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