martes, 24 de marzo de 2020

Cambio de planes

    El padre de una amiga mía muy querida era juez. Es más: hablaba como un juez, iba vestido como un juez y creo que en la vida he conocido a nadie que fuera más juez que don César. Pero resulta que a Don César, que también fue siempre un señor muy mayor, le pilló la Guerra Civil estudiando ingeniería en Madrid y cuando la cosa ya se puso de bombazos a las puertas de la ciudad universitaria, tuvo que salir por piernas a su ciudad natal, donde pudo pasar la guerra mal que bien. Quería seguir estudiando, claro, pero la facultad de ingeniería no admitía alumnos que se examinaban por libre y sí lo hacía la de derecho, así que la opción para aquel joven César estaba clara: había que estudiar derecho en otra Universidad que no fuera la de Madrid, y que admitiera alumnos que estudiaban en sus casas y solo iban a examinarse. Y de esta manera, guerra mediante, el futuro ingeniero César se convirtió en  licenciado en derecho y posteriormente en un prestigioso juez, insisto porque le conocí y lo traté mucho: un señor que se levantaba siendo juez y se acostaba siendo juez. Quién se lo hubiera dicho en 1936! Su vida cambió y tomó otro rumbo que se mantuvo, más que dignamente hasta el final de sus días.

   Toda esta parrafada viene a cuento en estos días en los que chicos y grandes  hemos tenido que cambiar de planes. algo que a algunos, yo al frente, nos revienta en sobremanera. Ahora, llegados a este punto de confinamiento Urbi et Orbe, ya no quedan planes por hacer (que ese sí que es otro cambio) sino aceptar nuestra suerte, dar gracias por estar vivos y no contagiados,  y vivir día a día con la ventaja de tener Netflix, no tener que empuñar un fusil y poder asomarnos al balcón y no pasar los días y las noches en un refugio antiaéreo. Creo que la mejor labor que podemos hacer ahora los que somos padres es explicarles a nuestros retoños que esto es lo más parecido a una guerra que vamos a vivir (crucemos los dedos) y que nuestros padres y abuelos vivieron esas otras guerras que, a muchos de ellos les cambiaron los planes, y la vida misma. 

    De esas otras guerras yo me he pasado la vida escuchando relatos miles, que lejos de resultarme pesados me encantaban. Según cuenta la leyenda familiar, cuando era pequeña, mi padre me los grabó en un cassette, para no tener que contármelos cada noche... Quién la pillara ahora! Mi memoria está llena de muchas de esas historias de miseria, de desfiles, de familias rotas  y de planes cambiados que trajo la guerra de España. Años después, al conocer a los que fueron mis suegros, seguí almacenando en mi disco duro propio muchas anécdotas e historias de esa otra guerra europea que a ellos les dió una sonora bofetada en ambas mejillas, y que, concretamente mi suegra, vivió trabajando para la Resistencia cuando era una chiquilla de la edad de la mía, que está en casa con un morro que se lo pisa porque esta guerra contra el enemigo microscópico le ha fastidiado un año por delante lleno de planes, porque precisamente esta primavera es la última de su vida escolar. 

    Comprendo a mi criatura cercana con esa frustación que provocan los planes chafados y echo de menos a mi criatura lejana que se nos ha quedado varada a mil setecientos kilómetros de aquí. Ni una situación ni la otra entraba en nuestros planes y no sé muy bien cómo saldremos de esta. Comprendo porque soy una señora entrada en años y porque, dentro del fastidio de no tener planes y no poder volar, que me encanta, paso muchas horas al día leyendo y escribiendo, y ya solo por eso me siento afortunada. Pero comprendo también que ellos no lo entiendan, los de una generación donde las guerras y las miserias de occidente quedan a una distancia equivalente a la del Pleistoceno. 

    Este planeta va a salir transformado de esta guerra (porque es una guerra) y queda por ver si para mejor o para peor. Yo pongo mi granito de arena con estas reflexiones y con cierto optimismo enfermizo que heredé de mi padre. Los planes ya están cambiados y el virus va a seguir machacándonos durante una buena temporada, así que mas vale que nos hagamos a la idea de que no hay planes posibles...Solo vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario