jueves, 26 de marzo de 2020

Yo sí tengo patria

    En febrero del año pasado publiqué una entrada que me procuró ciertos sinsabores, se titutaba "Yo no tengo patria", y los sinsabores ya pueden ustedes imaginarse por donde me llegaron. Hoy, visto el contexto histórico, sin renegar de una sola línea de lo que escribí entonces (tiren de "blogoteca" por favor) creo que he encontrado esa patria que hace un año no tenía...O no creía tener. 

    Resulta que sí tengo una patria, que no coincide exactamente  con la frontera de la piel de toro llamada España, qué le vamos a hacer, pero sí tiene dentro de ella a muchos de sus ciudadanos. Tampoco coincide con otra frontera, a la que los entendidos llaman Unión Europea y a la que yo prefiero llamar Europa, simplemente; aunque una vez más, muchos de los ciudadanos de la patria a la que pertenezco son europeos. No es una patria de puestos fronterizos ni de murallas, tampoco de banderas ni de cánticos exaltados; ni siquiera es la madre patria, porque para madres, prefiero la mía, francamente. Esa patria que me he encontrado gracias al virus, y a la que quiero pertenercer con todas mis fuerzas, está formada por una serie de personas ejemplares que todos conocemos, a las que aplaudimos en los balcones y en las que pensamos muchas horas al día, esas personas con las que,  si todo este mundo se viene abajo, a mí me gustaría refugiarme en una isla, y hacer con ellos una patria común. 

   Ustedes saben de sobra quienes son: médicos, enfermeros, cuidadores y demás personal hospitalario; farmaceuticos,  cajeros de supermercado, reponedores, camioneros, mensajeros y empleados públicos varios que no pueden trabajar desde casa. El ejército (sector, soldaditos de a pie) la policía, la guardia civil, los profesores que siguen quebrándose la cabeza para dar clase y los alumnos que estudian solos, los músicos que cuelgan sus actuaciones en las redes sociales, los profesores de yoga y psicólogos que hacen lo propio. Los voluntarios, muchos de ellos jubilados de la profesión sanitaria que han vuelto a ponerse al servicio de la sociedad; las asociaciones que recogen a los sin techo, los panaderos que siguen amasando y repartiendo; las limpiadoras (ruego al respetable público que aquí me permita usar solo el femenino) de oficinas, estaciones, aeropuertos  y demás lugares transitados. Los taxistas que no cobran a los sanitarios, los conductores de autobuses y metros, alcaldes de pequeños pueblos que desinfectan ellos mismos las residencias de ancianos, nietos que han permanecido al lado de sus abuelos para ayudarles y que no salgan a la calle, padres que trabajan en casa y a la vez cuidan de una prole pequeñaja a la que no pueden sacar al parque...Seguro que me he dejado a unos cuantos en el tintero, pero ustedes pueden completar la lista fácilmente. 

   También quiero ser justa e incluir a ciertos señores y señoras de alto poder adquisitivo que han puesto sus muchos millones al servicio de la ciudadanía: Amancio Ortega, su hija Sandra, Bill y Melinda Gates, que son los únicos que luchan contra la malaria y ahora también contra esta plaga; Ana Botín, que se ha recortado el sueldo a la mitad y ha prometido no hacer un ERTE en su banco y Leo Messi, el único de esa pandilla de antiguos héroes llamados futbolistas (espero que después de este episodio ya no lo sean nunca más) que se ha molestado en extender un cheque con algo más de cinco ceros. Que aquí me dejo nombres atrás? Cierto, pueden ustedes tambier completar la lista a su gusto. Por cierto, que les haga miembros de mi patria y les agradezca lo mucho lo que nos están dando no les exime en absoluto de seguir pagando a hacienda una vez que las aguas vuelvan a su cauce, entendido? 

    Y para terminar, pertenecemos esa gran patria de ciudadanos anónimos los que desde el minuto uno de la crisis hemos decidido quedarnos en casa y hacer lo que nos dicen unos gobernantes que son los que están al mando de la situación, con mejor o peor acierto, porque ninguno de ellos, NINGUNO, ni el más sabio, estaba preparado para hacerle frente a algo de esta magnitud; ya les pediremos cuentas cuando sea posible. Esa patria de anónimos que obedecemos y nos preocupamos por nuestros seres queridos, nuestros amigos y parientes que viven solos, vamos al supermercado lo imprescindible y no colgamos en las redes, por muy activos que seamos, bulos, alegatos políticos, cruzadas imposibles ni falsas noticias que solo sirven para alarmar. Hace unos días yo misma, asustada por el nivel de odio y visceralidad que veía en la Red, me lancé a propagar un hashtag tan inocente como  #ahoranoesmomento ,para intentar calmar un poco a los odiadores y a aquellos que sin darse cuenta de lo que piden, piden la dimisión (ahora!) del gobierno y la muerte de algun ministro, incluso.   Aparte de conseguir que me lean algo más de dos mil personas en dos días, he conseguido (sin buscarlo) que un primo mío me haya retirado el saludo diciendo que, palabras textuales  "le doy asco por ser tan  Podemita". Ese elemento no forma parte de mi patria, como supondrán; a veces en la patria no nos cabe toda la familia.

    Yo sí tengo una patria, y espero que quienes me leen, a quienes aprecio y tengo en alta estima (menos a mi pariente odiador profesional)  formen parte de ella, tal cual se la he descrito. Muchas gracias.

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