domingo, 15 de marzo de 2020

Esas frases, esos modos

    Día dos del arresto domiciliario casi cumplido y sin novedad en el frente vírico familiar, teniendo en cuenta que de los cuatro, tres son escolares, tiene su mérito. Cada uno se busca la terapia ocupacional que puede,  siendo la de repasar con Baldosinín las juntas del cuarto de baño la más absurda de todas...Y adivinen a quién se le ha ocurrido. Mientras pasaba con el producto por todas las rayas del alicatado una y otra vez, me ha dado por pensar en todas esas frases que decimos tantas veces sin sentido y que hacen cierto aquello de que más vale no desear ciertas cosas porque a veces se cumplen. 

    Yo siempre he deseado tener tiempo, más que dinero; aunque la sabia combinación de ambas magnitudes es lo mejor, claro. Siempre me ha faltado tiempo para escribir mejor, para enzarzarme con ese libro por escribir sobre mis parientes mexicanos que ya practicamente había dejado como proyecto para la jubilación; me faltan horas de sueño porque me da por leer y nunca hay horas suficientes para todos los libros de la mesilla; pretendo tocar el piano decentemente cuando por falta de tiempo da lástima oirme, y así todo. "Ay si yo tuviera tiempo"...Lo he dicho tantas veces, que ahora, que de repente veo una avalancha de tiempo libre que se me viene encima, hasta me voy a tener que hacer un horario para que me de tiempo a todo. 

    "Que paren el mundo, que yo me bajo". Lo hemos dicho? claro que si, yo varias veces en mi vida. Pues bien, el mundo se ha parado; o por lo menos ha empezado a dar vueltas a una velocidad más pausada, y a la mayor parte de los que habitamos ese mundo no nos está gustando nada. Porque el mundo se ha parado al ritmo que se han parado los aviones, los colegios, las Universidades, las fábricas de mascarillas y geles desinfectantes, las consultas normales en los hospitales, las vacaciones, los cumpleaños y hasta los funerales. No queríamos que se parara el mundo? Pues esto es lo que hay si ocurre. mejor haberlo visto para no volver a desearlo nunca más. Lo tacharé de la lista que tengo para cuando venga el genio de la lámpara a visitarme.

   "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar"...Si recuerdan ustedes muchas de mis entradas pretéritas recordarán mi pasión por el refranero español, al que le hacemos poco caso en su inmensa sabiduría. Esta frase nos la tenemos que aplicar todos aunque los recalcitrantes digan que hay que aplicársela al gobierno. Yo se la aplicaría pero grabada a fuego en la piel a todos esos que aseguran que no pueden vivir sin salir y sin tomarse una caña con patatas bravas, y a los que con la excusa de pasear al perro desvalijan los supermercados de papel higiénico. Ya no digamos a los madrileños por el mundo que han invadido este fin de semana las costas de España para dejar allí sus miasmas, convencidos como estarán de que el virus a ellos no se les pega y mucho menos lo transportan. Que Madrid sea ese monstruo con tres cabezas dentro de la España vaciada es culpa de todos, que conste.

   Y para terminar, esa perla que nuestras abuelas utilizaban como una letanía y que no sé por qué motivo (algún Influencer, seguro) se ha puesto de moda: "Señor, llévanos pronto"...Pues a mi no, si puedo evitarlo;  yo quiero quedarme todo lo posibleen este mundo alocado y sin sentido, incluso en compañía de los terrícolas con síndrome de abstinencia por falta de de caña en el bar, incluso con la mitad de mi dentadura caída y con un bastón para caminar, incluso con los de Vox en el gobierno y con Puigdemont de vuelta en España. Yo quiero quedarme, y quiero hacerlo en compañía de mis seres queridos que algunos ya tienen sus años y a otros los tengo en este momento más lejos de lo que me tranquilizaría. 

   Así que ya saben, a lavarse las manos y YO ME QUEDO EN CASA! Carajo. Y ustedes, a ser posible, tambien.

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